En todo el proceso de producción, desde la cosecha hasta el envasado, la Yerba Mate sólo recibe calor para el secado, tiempo de estacionamiento y molienda.
De esta manera se obtiene un alimento natural, con excelentes cualidades nutricionales.
Se desarrollan pequeñas plantas de yerba (plantines) con semillas maduras y se los conservan hasta los 7 centímetros.
Los plantines permanecen en viveros entre 9 y 12 meses y luego son trasladados a campo.
A los cuatro años la planta alcanza un desarrollo apto para la poda o cosecha. Abril y septiembre son los meses ideales para cosechar porque las hojas están maduras y la planta está en un receso vegetativo (no hay brotación).
En estos procesos se somete unos segundos (sapeco) la hoja verde a fuego directo y al calor para reducir al mínimo el porcentaje de humedad y lograr hojas crujientes. Las hojas son transportadas en cintas para continuar secándolas.
Se realiza una primera molienda gruesa o “canchado” de la hoja ya seca. Luego se coloca la yerba canchada en bolsas y se la estaciona durante 9 meses o más, en depósitos donde se controla la temperatura y humedad.
Durante la molienda cada marca determina su blend: la proporción de palo, polvo y hojas que van a definir el sabor, aroma y color de tus mates.
Se envasan en paquetes que mantienen intacta la calidad del producto y se coloca la estampilla del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) en cada uno de ellos.