Luis Lytwyn, un buen productor yerbatero
El pequeño productor de la zona Sur de Misiones fue reconocido por el INYM como Buen Productor Yerbatero. Visitamos su chacra, donde se levanta un yerbal ejemplar, con una cosecha de 12 mil kilos de hoja verde por hectárea.
El viejo potrero convertido en yerbal productivo
“Luisito”, así lo conocen a Luis Lytwyn en Tres Capones, municipio de Azara, en el extremo Sur de Misiones. En este lugar, donde llegaron los primeros inmigrantes ucranianos a Misiones a fines del siglo XIX, se levanta una plantación de yerba mate ejemplar.
En la misma tierra donde se cultivó en la década del 30, hoy se cosechan 12 mil kilos por hectárea. No es el mismo yerbal; pero es el mismo suelo y el mismo compromiso de trabajo que se manifiesta adoptando técnicas nuevas, más eficientes y amigables con el ambiente.
La chacra de Luis Lytwyn tiene 50 hectáreas.
“Esto viene de mis bisabuelos, que eran inmigrantes ucranianos. Mi abuelo llegó acá cuando tenía tres años y en el año 1933 plantó las primeras tres hectáreas de yerba mate.
Actualmente en la chacra hay 7,5 hectáreas de yerba mate, donde se destacan 4 hectáreas que están con gravillea, y 1,50 que es de yerba mate policlonal, con cubiertas verdes y manejo de planta, cuya última cosecha rindió 12.000 kilos.
Sobre el ensayo de agrupar en una misma superficie plantas de yerba mate y de gravillea, Lytwyn manifestó:
“Esa experiencia la realice en cuatro hectáreas, donde hay plantas de yerba mate del año 1954. Ahí, en el 2001, plantamos gravillea, y hoy una parte de eso estoy haciendo tala rasa y decidí dejar sólo una hectárea de forestación. La que está mejor, la yerba más vieja, está dando un rinde de 6.000 kilos por hectárea/año; hay poco manejo de malezas porque la sombra y las hojas que larga la gravillea cubren el suelo, pero la producción no aumenta porque los árboles le están consumiendo nutrientes al suelo”.
El productor aseguró que si tiene la posibilidad de repetir la experiencia, no lo hace.
“La yerba tiene que ir sólo con la yerba. Si tenés un lote viejo, te puede servir para ensayo de asociación con otra producción, quizás la silvopastoril… pero mi experiencia me dice que la yerba tiene que ir sólo con la yerba”, dijo.
De potrero a yerbal productivo
“Siempre se aprende algo”, aseguró este productor asentado en una de las tierras más viejas de Misiones, productivamente hablando, pero que sin embargo sigue sorprendiendo. El mejor rinde de kilogramos de yerba mate por hectárea/año lo obtiene de un lote donde originariamente había yerba, luego fue potrero y desde hace seis años, es nuevamente un yerbal.
“En esta hectárea y media se plantaron, en el año 1954 mil plantas de yerba, más o menos… En el año 1999, cuando dejo de valer la yerba, esto tenía pasto elefante y se transformó en un potrero. Con el paso de los años, quedaron algunas plantas. Y en el 2004/2005 decidimos recuperar el yerbal”, narró.
“En el 2008 hice herbicida total, se eliminaron todas las malezas, quedaron algunas plantas viejas, unas 400, y pusimos plantas policlonales y duplicamos la densidad: en vez de 4 metros por 2,50, quedó 4 por 1,25 y en el 2010 volvimos a poner un líneo más entre medio, una calle si una calle no… hoy andamos en 2.900 plantas por hectárea”.
Cubiertas verdes
“El pasto elefante que había, más el pasto jesuita, contribuyó para que el suelo se recuperara, y además se fue haciendo cubierta verde de verano con poroto sable, raigrás, avena, abono orgánico y fertilizante fosforado; actualmente el raigrás está instalado, vuelve a nacer todos los inviernos, y lo que sembramos es el poroto sable en verano”.
Los beneficios son “que en principio el sol no quema el suelo, la yerba al secarse no afloja en el suelo, no crecen malezas porque las cubiertas verdes están cubriendo la tierra y no permiten a las mismas crecer”.
¿Cuál es el resultado de todo este trabajo iniciado hace 10 años?
“El rendimiento está pasando los 12 mil kilos; en la última cosecha esa hectárea y medida, donde hay unas cuatro mil plantas, dio 18 mil kilos”.
El manejo de la planta es otra de las acciones que contribuyen a esta excelente producción: “Con el corte que hacemos, la yerba se cubre sola, no necesita protección”.
Otro detalle no menor es “no utilizar ningún implemento, ni una rastra, sólo un subsolador cada tres o cuatro años si es que vemos que el suelo está muy compactado”.
¿Cuánto cuesta reconvertir ese potrero en un yerbal rendidor?
“En números no sabría decir... en este caso, cómo es pequeña la superficie, vas sacando del resto de la producción que tenés para invertir ahí. Para fertilizar por ejemplo son 100 kilos de fertilizante fosforado por hectárea, que hoy estará 800 pesos y eso no es tanta plata porque si haces una vez, se instala la cubierta verde de invierno y queda para siempre”, señaló.
Cosecha semimecanizada
En la chacra de los Lytwyn la cosecha es semimecanizada, y la mano de obra mayoritariamente es familiar.
“Tengo la tijera electrónica y la quebradora que agiliza la cosecha. Nos falta más práctica para lograr más kilos por día, por la capacidad que tiene la maquinita”, enfatizó el productor.
“Si vas a contratar a alguien para que ayude en la cosecha hay que tener en cuenta que hay que capacitarlo en el uso de estos implementos. Con la modalidad antigua, yo y mi señora lográbamos 700 kilos por día, y con estos elementos llegamos a 1500 por lo menos; y el sacrificio es menor porque el esfuerzo de cortar con la tijera común o con el serrucho reemplazas con el gatillo de la tijera y con la quebradora es sólo pasar el gajo por la máquina”, agregó.
El 2014 (y principio de 2015) fue un año récord en lluvias, según el Servicio Meteorológico Nacional.
¿Cuál fue la reacción de las plantas de yerba con tanta agua?
“En general –respondió Lytwyn- las plantas están bien, es preferible el verano lluvioso a seco… sólo noté, en las plantas más viejas, que los gajos de dos años empiezan a soltar las hojas y lo que también se ve es mucha semilla de yerba, que por más que quebremos las puntas para que no florezca, da semillas igual, no se cual es el motivo, pero dieron semillas… no en todas las plantas pero hay”.
Con un mate en mano, preparado con yerba barbacuá de elaboración propia, casera, estacionada en bolsa arpillera, y en el lote de yerba ejemplar, Luis Lytwyn se entusiasma con objetivos a corto plazo y aguarda una próxima charla técnica donde pueda incorporar nuevos conocimientos para volcarlos a la producción.
“Siempre se aprende algo. Nosotros dejamos atrás viejas prácticas, como la rastra, y avanzamos con las cubiertas y el manejo de la planta, y mal no nos fué. Uno asiste a charlas de capacitación que brinda el INYM y ve que otros productores están haciendo y lo hacen bien, con buenos resultados, entonces: ¿cómo no hacerlo? Y con más razón si sos un productor chico”, expresó.
¿Cuáles son las proyecciones, sueños, a futuro de la familia Lytwyn?
“Que los hijos terminen de estudiar, que vaya todo bien, terminar de arreglar la casa donde vivimos y seguir incorporando tecnología para ser lo más eficiente posible”.
Buen Productor Yerbatero
El Directorio del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) otorgó hoy (23 de diciembre) el reconocimiento como Buen Productor Yerbatero a Luis Lytwyn.
“La característica sobresaliente de este productor es trabajar constantemente en la adopción de nuevas tecnologías y siguiendo los lineamientos de los organismos de extensión rural”, se explica en los fundamentos que dieron origen a las Resolución 226/14 del INYM que estable otorgar el reconocimiento a Luis Lytwyn.
El INYM otorga el reconocimiento institucional a aquellos productores yerbateros que se destaquen por aplicar prácticas de manejo de plantas y suelo que contengan principios innovadores basados en condiciones de sustentabilidad, y que puedan servir de modelos productivos independientemente de la superficie, ubicación y nivel tecnológico o mecanización aplicada.
El productor yerbatero de Colonia Azara es un colaborador permanente en la difusión de nuevas prácticas y participó de la red de productores evaluadores del INYM desde el 2007, siendo actualmente multiplicador y proveedor de semillas de cubierta verde de verano.
Su familia es el soporte del trabajo en la chacra y su hijo mayor Lucas, de 17 años se recibió de agrónomo en el Colegio Gentilini de San José y fue beneficiario de una beca del INYM.
Fuente: Revista Bien Nuestro Nº13, Sección Nuestro Productores, Noviembre de 2015.©